En anteriores post, analizamos como nuestro equilibrio depende de la adecuada recogida
de información por parte de nuestro sistema vestibular periférico, situado en el oído interno,
nuestra vista, y por los receptores propioceptivos, especialmente los situados en la columna
cervical, y su correcta interpretación, por parte del sistema vestibular central, situado en el
cerebro.

Cuando nuestros sistemas visual, vestibular o propioceptivo no recogen adecuadamente la
información, el sistema nervioso central no la interpreta bien, o la comunicación entre los
diferentes sistemas no es óptima, podemos sufrir vértigos, mareos o sensaciones de
inestabilidad. Estos términos, son utilizados de forma intercambiable en algunas ocasiones,
pero no son lo mismo y sus diferencias son un factor determinante a la hora de realizar un
correcto diagnóstico.

A continuación, describiremos qué es cada uno de estos términos para aclarar las posibles
confusiones.

  • Vértigos: Una sensación ilusoria de movimiento rotacional, traslacional o inclinación
    del entorno visual o de uno mismo. (uno mismo o el entorno da vueltas)
  • Mareos: Un término no específico que describe una orientación alterada en el
    espacio. Puede incluir sensaciones de aturdimiento, pesadez, o debilidad.
  • Inestabilidad: Incapacidad o dificultad para mantener la postura. Dificultad para
    mantenerse de pie.

Realizando una descripción con palabras más comunes, en los vértigos los pacientes
describen que la habitación da vueltas, en los mareos los pacientes refieren una sensación
difusa de vista borrosa y desorientación y por último en la inestabilidad los paciente sienten
que no consiguen mantener el equilibrio adecuadamente.

El saber interpretar la información que el paciente nos transmite dentro del proceso de
razonamiento clínico ya que el tipo de sensación que percibe el paciente puede ayudarnos a
guiar nuestro proceso hacia una u otra causa de los vértigos, mareos o inestabilidad
postural.

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