Las tendinopatías, coloquialmente conocidas como tendinitis, son unas de las lesiones más comunes, estas lesiones ocurren como consecuencia de someter al tejido en cuestión, en este caso el tendón, a una carga por encima de su capacidad actual ya sea de forma aguda o crónica. Debido a esta sobrecarga, el tendón sufre ciertos cambios a nivel celular y pierde la capacidad óptima de absorber y trasmitir cargas la cual su función principal.

El tendón es un tejido principalmente formado por colágeno y no tiene una gran vascularización, es decir, no hay demasiados vasos sanguíneos que lleguen a él y es a través del movimiento y la transmisión de las cargas, y procesos como la mecanotrasducción (transformación de señales mecánicas en químicas) como conseguimos mantenerlo en un estado óptimo.

Una vez dadas estas pequeñas pinceladas, en cuanto a la salud del tendón, es importante saber qué hacer cuando sufrimos una tendinopatía, “tendinitis”. Esta requerirá una adaptación progresiva a la carga con el fin de recuperar su capacidad, un proceso que requiere constancia y una buena planificación por parte de un profesional sanitario competente.

 

Qué no hacer cuando tengas una tendinopatía

 

Basándonos en la evidencia científica más actualizada de la mano de una de las investigadoras más importantes en lo referente a la salud del tendón: Jill Cook, vamos a comentar 10 aspectos a tener en cuenta cuando tengas una tendinopatía, “ tendinitis”:

 

1.- No permanezcas en reposo total.

El reposo no hace mejorar las tendinopatías, de hecho, puede hacer que los tendones sean aún más ineficaces en su función. Además, el reposo total puede hacernos perder fuerza muscular lo cual puede ser un problema añadido a la tendinopatía. En general, el reposo absoluto no es una buena idea para ninguna lesión excepto en casos muy concretos.

Cuando nuestros pacientes acuden a la consulta es muy común que nos relaten que han intentado parar varias veces de realizar la tarea que les provoca problemas y que, aunque al parar les ha desaparecido el dolor y han mejorado en ese aspecto, en cuanto intentan volver a realizar la tarea siguen teniendo el mismo problema. El comentario común es: “he vuelto demasiado pronto” o “no he parado o suficiente” . Nada más lejos de la realidad, lo que ha pasado es que han reducido las demandas pero no han mejorado la capacidad del tendón de soportar cargas.

 

2.- No bases tu tratamiento en terapias pasivas.

Los tratamientos que no tienen como objetivo aumentar la capacidad del tendón de asumir cargas no tienen efecto a largo plazo, pueden aliviar momentáneamente los síntomas pero el dolor y la pérdida de función volverán en cuanto sometamos al tendón a carga otra vez. En resumen, olvídate del hielo, la electroterapia y los masajes.

 

3.- No te inyectes nada en el tendón.

Inyectar sustancias en el tendón, no ha demostrado ser efectivo en ensayos clínicos de alto nivel. De hecho, muchos de los estudios sobre tratamiento con diferentes tipos de inyecciones están basados en la falsa premisa de que el tendón se cura como cualquier otro tipo de tejido y que es posible reparar estructuralmente un tendón, algo que no tiene ninguna base científica. Por lo tanto, no te inyectes nada en el tendón a menos que haya fracasado el tratamiento con un adecuado programa de ejercicio terapéutico.

 

4.- No ignores tu dolor.

Aguantar el dolor sin más no tiene sentido, el dolor te está diciendo que la carga a la que estas sometiendo a tu tendón es demasiada y por lo tanto te hace falta diseñar un programa adecuado de readaptación para tu tendón. Busca un fisioterapeuta especializado en tendinopatías.

 

5.- No estires el tendón.

Además de las cargas relacionadas con la actividad que, en la situación concreta, estresan excesivamente al tendón para su capacidad actual, éste es también sensible a las cargas compresivas. Cuando estiramos un tendón podemos estar provocando estas fuerzas, especialmente en tendones como el tendón de Aquiles; el tendón de los exteriores de muñeca y dedos, relacionado con el llamado codo de tenista; o el tendón del glúteo menor y medio relacionado con la tendinopatía glútea o síndrome de dolor trocantéreo.

 

6.- No te hagas masajes en el tendón.

Un tendón doloroso nos está diciendo que está irritado y sobrecargado, así que añadirle más irritación mediante fricciones y masajes nunca será la solución, todo lo contrario, aumentará tu dolor. En algunas ocasiones los tendones pueden parecer aliviados tras un masaje pero solo es un efecto momentáneo, volverá a doler en cuanto le sometamos a la carga de nuevo.

 

7.- No tengas pensamientos catastrofistas por cómo se vea tu tendón en una imagen.

En las imágenes que nos muestran de nuestro tendón, en ocasiones pueden aparecer signos de degeneración. Además, a veces recibimos comentarios sobre la salud de nuestro tendón que pueden asustar, sin embargo, existe una solida evidencia que demuestra que aunque un tendón no tenga la mejor calidad, es capaz de tolerar cargas, especialmente cuando se somete a un programa de adaptación a la carga progresivo y bien diseñado.

 

8.- No te preocupes por que el tendón se vaya a romper.

Aunque no lo parezca, el dolor protege tu tendón, de hecho, la mayoría de las personas que sufren una rotura del tendón no habían tenido dolor anteriormente. Además, recuerda que como hemos comentado anteriormente, el tendón puede ser perfectamente funcional aunque tengamos una prueba por imagen, (ecografía o resonancia magnética) que indique que tu tendón no tiene unas características perfectas.

 

9.- No tomes atajos para el tratamiento de la tendinopatía o tendinitis.

El tendón responde lentamente al proceso de adaptación a las cargas. En la bibliografía se habla de forma genérica de que un programa bien diseñado debe de durar al menos 12 semanas, es decir, el plazo mínimo que se espera para tener unos resultados óptimos es de 3 meses aproximadamente, esto no quiere decir que no vayas a notar beneficios con el tratamiento hasta que pasen las 12 semanas, sino que el proceso será progresivo. Este periodo ,por supuesto, es variable dependiendo tanto de las características del paciente como del tendón afectado.

Recuerda que los atajos y los tratamientos pasivos normalmente solo tienen beneficios a corto plazo y puede estar retrasando tu recuperación evitando que realices un programa de ejercicio bien diseñado.

 

10.- No malinterpretes lo que las cargas altas significan para tu tendón.

Hablamos de cargas altas sobre el tendón, cuando nos referimos a actividades como saltos, sprints o cambios de dirección. El factor de la velocidad de ejecución de los ejercicios es un factor importante a la hora de determinar la carga a la que sometemos al tendón. Los ejercicios de ejecución lenta, aunque sean realizados con sobrecarga, son normalmente considerados de baja carga y este tipo de ejercicios pueden resultar muy beneficiosos para las tendinopatías.

En resumen.

Los tendones tienen unas características propias y un tipo de tratamiento específico. Actualmente, el tratamiento que mejor resultado tiene está basado en la modificación de las cargas a las que se ve sometido el tendón y en una adaptación progresiva mediante un programa de ejercicio terapéutico. Desgraciadamente no existen atajos para el tratamiento de una tendinopatía, los tratamientos pasivos como masajes o inyecciones no han mostrado ser eficaces a largo plazo.

En definitiva, para tener éxito en el tratamiento de una tendinopatía, hay que ponerse manos a la obra y trabajar en la mejora de la capacidad de carga del tendón, de mano de una fisioterapeuta especializado.

 

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